Vista en picado de la calle del Marqués de Larios, en el eje norte-sur, y parcial de la plaza de la Constitución. Algunos automóviles ocupan la calzada, aparcados en los márgenes de las aceras de la calle; otro se adentra en el espacio de la plaza de la Constitución en dirección a la cámara, a corta distancia le sigue un ciclista. En las aceras algunas personas, vestidas con ropa de verano, pasean en solitario o en pequeños grupos, tanto de hombres como de mujeres. En el punto de fuga de la imagen, a pequeña escala y muy difuminado, el monumento al Marqués de Larios donde falta la estatua de éste, cerrando el plano el solar vallado donde estuvo la casa-palacio de los Larios.
La segunda manzana de casas de la acera de los números pares presenta un andamiaje de obras.
Un perro solitario cruza la calle. Medios de transporte: Algunos automóviles aparcados junto a las aceras de la calle, otro circulando por la calzada; un ciclista. Elementos urbanos: Farolas que se soportan en las fachadas de los edificios.
El monumento al Marqués de Larios fue asaltado el 14 de abril de 1931; desalojada la figura del Marqués de su pedestal, fue arrojada al mar en las aguas del Puerto. El 5 de mayo de ese mismo año, la Corporación Municipal adoptó el acuerdo de colocar en el pedestal vacío la figura alegórica de El Trabajador que antes ocupaba un lateral. Tras la conquista de Málaga por las tropas del ejército sublevado, febrero de 1937, las nuevas autoridades devolvieron a El Trabajador a su primitivo lugar en la composición escultórica, quedando de nuevo el pedestal vacío hasta que el 18 de mayo de 1951 se restaura el monumento y se vuelve a colocar el Marqués. En el asalto, la composición de Mariano Benlliure perdió la orla de bronce con geniecillos, decoración floral que rodeaba su base, y el niño, que sostiene la matrona del conjunto alegórico “Málaga Agradecida” a los pies del Marqués, su brazo izquierdo.