Vista parcial de los Baños del Carmen. Málaga, España.
Elements area
Taxonomy
Code
Scope note(s)
Source note(s)
- Don Enrique García de Toledo y Clemens, de la alta burguesía malagueña, solicita el 10 de enero de 1918 autorización a las autoridades para utilizar un terreno en la playa del barrio de Pedregalejo, a 3 km al este del centro, para instalar baños de mar al aire libre: 50 casetas de lona y madera con toldos. El 5 de julio, permiso al alcalde para la instalación de sillas y mesas en un bosquecito de eucaliptos. Nacía un sencillo proyecto aunque con pretensiones elitistas manifiestas desde el anuncio de su inauguración, el 16 de julio, cuando en El Regional decía que habría “casetas al estilo de las de San Sebastián”. [Fuente: Antonio Fernández. Grupo Historia de Málaga. Facebook]
- El 16 de julio de 1918 fueron inaugurados los Baños del Carmen. El balneario se proyectó como algo totalmente innovador, ya que se iba imponiendo el hábito de bañarse en mar abierto y tomar el sol, y no en albercas con esteras como se hacía en las baños de Diana, La estrella y Apolo. [Fuente: Ana María Espinar Casajú. Grupo Historia de Málaga. Facebook]
- Los Baños del Carmen son un símbolo de modernidad en la Málaga de los años veinte. Su inauguración, el 16 de Julio de 1918, coincide con el inicio de un periodo de cierta bonanza económica. La crisis finisecular del XIX, que se prolonga durante las dos primeras décadas del XX, y la profunda grieta social y económica con que se inician los años treinta tras el crack del 29, presentan entre nosotros la época referida si no como los felices veinte sí con un cierto aire de confiado optimismo. El Plan de Grandes Reformas de la Dictadura de Primo de Rivera, la creación del Patronato Nacional de Turismo, que fija su atención en Málaga, y nuevas expectativas de empleo son los grandes temas de debate ciudadano que, por poco tiempo, abren una línea de esperanza en el futuro. En ese clima nace el Balneario de Nuestra Señora del Carmen, que no sólo es en su origen una contestación a la tradición decimonónica de los baños de mar entre esteras o en cabinas cerradas, representados por una larga tradición de la que ya sólo quedan por aquellos años los Baños de Apolo y La Estrella, sino que es sobre todo un nuevo concepto, donde por primera vez se vindica el ejercicio al aire libre, se habla de las ventajas del sol y se insiste en la idea de que se puede nadar en la playa. Entre Málaga y El Palo, en las playas del monte de San Telmo, se anunciaba tímidamente: “casetas al estilo de San Sebastián, gran café bar y baños”. Contaba con la ventaja del “servicio de tranvías combinado”, al precio de 0,50 pesetas ida y vuelta con opción a baño. Este último aspecto era la novedad, el baño libre, en el espacio abierto de la playa, frente a las inmersiones marinas en los reservados de los balnearios tradicionales de Málaga, el Apolo y la Estrella, que competían entre ellos por atraer la numerosa clientela de bañistas locales y foráneos. Los Baños del Carmen, además del “baño higiénico”, ofertaban un elemento que hasta entonces no se había tenido en consideración: el sol. La nueva propuesta representaba la idea de modernidad; el éxito fue inmediato. El Balneario se convierte en poco tiempo en el lugar de encuentro de la sociedad malagueña, no ya en la estación veraniega sino a lo largo de todo el año. Escenario de acontecimientos deportivos, se celebrarán allí los primeros partidos oficiales de foot-ball, donde el Málaga F.C. tiene su primer campo; habrá torneos de tennis, competiciones de tiro con arco, boxeo, patinaje, hípica, regatas de jábegas, actuaciones gimnásticas y cualquier otro encuentro deportivo que interese al público. Cine en la playa, acuarium y pistas de baile son también atracciones que se programan en función de la época de año. [Fuente: Ramírez González, Javier. Málaga una visión panorámica. Málaga: editorial Arguval, 2007]
- Heredia Campos, María del Carmen. Los Baños del Carmen. En: Revista Péndulo (nº XXIII, marzo 2012). Málaga: Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga, 2012. p. 64-81. https://www.copitima.com/publicaciones/revista-el-pendulo/